Conoce a la persona completamente vestida detrás de tus escenas sexuales favoritas. Este es el nuevo trabajo de moda en Hollywood: coordinador de intimidad. Hay un momento hot en la temporada uno de The Deuce, serie de HBO acerca de la industria sexual en los 70 en Nueva York: el personaje de Maggie Gyllenhaal tiene sexo con su novio y solo él alcanza el orgasmo, así que ella se gira en la cama y empieza a masturbarse mientras él la observa por encima de su hombro. Todo está diseñado para sentirse real, al igual que todas las escenas sexuales del programa. Pero imagina hacer eso enfrente de la cámara con un equipo de grabación y tus compañeros ahí. Emily Meade, quien interpreta a la prostituta convertida en estrella porno, Lori, tuvo que desnudarse y simular tener sexo intenso frente a las cámaras. A su compañero de escena lo había conocido ese mismo día y había poco tiempo para prepararse. Meade, de 30 años, ha grabado escenas sexuales desde que tenía 16. Ya en este punto de su carrera, está acostumbrada a cuidarse, empacando cosas como tangas en color nude en caso de que una barrera física y cómoda no esté disponible en el set. “Cuando haces cualquier escena, siempre hay un coordinador de dobles”, dice Meade. “Cuando hay un animal, hay un domador. Y aun así, cuando hay escenas sexuales, no hay un experto ahí. Pensé que debería alguien supervisar todo esto”. Así que a principios del 2018, antes de que comenzaran a grabar la segunda temporada, Meade organizó una junta con los creadores del programa, David Simon y George Pelecanos, y pidió eso. “Estaba haciendo esas escenas con un volumen más elevado”, dice Meade. “Los movimientos Time’s Up y #MeToo me llevaron a este lugar de concientización donde me di cuenta de que estas escenas me hacían sentir incómoda e infeliz. Actualmente tenemos el derecho a decir que no nos sentimos a gusto”. Su conversación los llevó a una contratación casi inmediata de Alicia Rodis, la primera coordinadora de intimidad de HBO. Si nunca habías escuchado de esta profesión, no eres la única. Hace apenas cuatro años, no existía este término. Ahí fue cuando Rodis, junto con Tonia Sina y Siobhan Richardson, comenzaron con Intimacy Directors International (IDI), una empresa sin fines de lucro que regula la práctica de escenas sexuales simuladas. “No es una de esas profesiones donde alguien puede sumarse a la lista y ya”, explica Rodis. “Puede que el nombre suene un poco raro hasta que sabes cuántos actores se sienten presionados para violar los términos de su desnudez por miedo a proyectarse como alguien complicado y ser despedidos. Y en el set de The Deuce, Rodi puso sobre la mesa muchos temas de comunicación, aunque esto incomodara a los demás. “Aquí es donde mucho del entrena- miento en sensibilidad entra en juego”, dice. “A veces mi trabajo consiste en ayudar con el lenguaje”. Pero hay más en su trabajo que solo eso. Antes de que la cámara estuviera lista para grabar, Rodis tuvo que hablar con el director acerca de los objetivos del día y sincronizarlos con los de los actores. A cambio, los artistas le dicen si tienen algún problema con mostrar demasiado su busto, su trasero o algo más. Rodis le comunica esas preocupaciones al director y comienza una negociación hasta que se llega a un consenso. Rodis también le pide a los actores que definan el tipo de coreografía y contacto con los cuales se sienten cómodos o no para que todos estén al tanto de los límites que existen. Hasta ahora, el método de Meade para proteger su salud y seguridad era empacar esa tanga, y otra parte de las obligaciones de Rodis es colaborar con los departamentos de utilería y vestuario para brindar tela suficiente o cubiertas para colocar en los cuerpos. “Venimos de una época donde se usaba un calcetín para el pene y rezabas que nada se viera”, dice Rodis. “Cuando colocamos nuestros cuerpos en ciertas posiciones, puede haber una reacción vascular”. Esto podría implicar desde un poco de sudor hasta una erección completa. “Me gusta asegurarme de tener barreras para todo, desde silicona hasta neopreno, para que si alguien tiene una reacción, nadie más deba sentirlo”. Los métodos de IDI parten de una larga historia de directores diciéndole a los actores que “se atrevan a hacerlo” en escenas sexuales, con la idea de atraparlos en el calor del momento para obtener un resultado más auténtico. El problema, según Rodis, es que “atreverse a hacerlo” deja la puerta abierta para que se cometan abusos sexuales. “Cuando las personas dicen ‘Quiero que sea real’, pues no, no necesitas que sea real. No es un documental. No quiero saber cómo besas, quiero saber cómo besa el personaje”. Meade sabe que esto puede ser cierto por experiencia propia. “Al principio muchas personas tenían miedo, diciendo cosas como ‘Alicia va a llegar y todo será clasificación A’, por ejemplo”, dice. “Pero los comentarios acerca de su trabajo han sido grandiosos. Lo único frustrante son las personas que dicen ‘Pues aceptaste interpretar a una estrella porno, ¿qué esperabas?’. Soy una actriz que se comprometió a contar una historia de la pornografía. No acepté sentirme sexualizada e incómoda en mi vida real”. Aun así, no todos están de acuerdo con las nuevas normativas. El año pasado, después de la unión del sindicato inglés Equity, se anunció que estaban considerando implementar regulaciones para las escenas simuladas de sexo. El actor de Black Panther, Andy Serkis, las llamó “censura de creatividad” y sugirió que los actores y directores llegaran a soluciones por cuenta propia. Pero la razón por la cual IDI existe es porque esas conversaciones no se están llevando a cabo. “No somos como una policía”, añade Rodis. “Somos una presencia más en la habitación para ayudar a coordinar las conversaciones”. El impacto de Rodis ha sido tan significativo en The Deuce, que HBO le ha pedido asignar a un coordinador de intimidad en todos sus programas (también es la coordinadora de intimidad en Crashing, Watchmen, y la película Dead- wood). Y se ha dado un efecto dominó en toda la industria. Además de Netflix, empresas como Amazon, Showtime y Hulu están siguiendo los pasos de HBO. Parece algo sencillo, pero Meade no puede creerlo. “Fantaseaba en hacer una diferencia”, dice. “Después entras al negocio, el ambiente es horrible y no sientes que tienes el poder. Cambiar el hecho de que me sentía impotente durante tanto tiempo en algo que sí hace una diferencia es una experiencia surreal y satisfactoria”. Y saber que, por ejemplo, Kit Harington y Emilia Clarke estaban completamente de acuerdo con cada toque, roce o beso que inevitablemente compartieron en la temporada final de Game of Thrones, logra que esas escenas fueran aún más candentes. Por: Marielle Wakim
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