A pesar de que cada vez hay más apertura para hablar sobre el sexo sin tabúes, hay ciertas cosas que muchos hombres quieren durante el sexo, pero les cuesta admitir. Ya sea por inseguridades o simplemente porque no saben cómo expresarlo, terminan guardándose esos deseos en lugar de compartirlos con su pareja.
Uno de los deseos más comunes es que su pareja tome la iniciativa. Existe la idea de que el hombre siempre debe ser quien dé el primer paso, pero la realidad es que también les gusta sentirse deseados. Fantasean con que su pareja los sorprenda, ya sea con un beso apasionado, un mensaje coqueto o simplemente tomando el control en la cama. Saber que su pareja también tiene ganas y lo demuestra sin esperar a que ellos actúen primero es algo que les resulta increíblemente excitante.
Aunque es una practica muy común, aún hay quienes encuentran difícil el pedir sexo oral. No se trata solo de la técnica, sino también de la actitud. Saber que su pareja lo está disfrutando y lo hace con ganas lleva la excitación a otro nivel. Sin embargo, a algunos les da pena pedirlo directamente por miedo a incomodar o parecer demasiado insistentes.
Explorar nuevas técnicas durante la intimidad también es algo que a muchos les interesa, pero que no siempre se atreven a proponer. Juegos de roles, fantasías específicas o prácticas poco convencionales pueden estar en su mente, pero el temor a ser juzgados los detiene.
Otro aspecto que a menudo evitan por completo es la estimulación de otras zonas erógenas. Aunque el pene es la zona de placer más evidente, hay muchas otras partes del cuerpo que pueden generar sensaciones intensas, como los testículos, el perineo, los pezones e incluso el ano. Sin embargo, el miedo a que esto se relacione con algo que ponga en duda su masculinidad hace que muchos no lo expresen.
Por último, el contacto físico fuera de la cama es algo que también desean pero se llegan a sentir raros al pedirlo. Ya sean besos inesperados, caricias, abrazos o gestos de cariño cotidianos los puede hacer sentir más conectados emocionalmente con su pareja. Sentirse queridos y deseados en el día a día fortalece su autoestima y, como resultado, mejora su vida sexual.